domingo, 4 de febrero de 2007

MAS A LA IZQUIERDA


Debía tener doce años cuando mi padre me soltó lo siguiente: “La diferencia entre la izquierda y la derecha es que la izquierda tiene un buen concepto del hombre y la derecha no”. Me costó treinta años entender esta pieza magistral de filosofía política. La izquierda, desde un punto de vista moral, se fundamenta en que el hombre es bueno, en que aprovechando esa buena disposición natural hay que arrimar el hombro, ser solidario con el esfuerzo común, compasivo con la desgracia ajena. Todo esto no es más que ahondar en los caracteres que nos han hecho humanos. Sin ellos, no habríamos llegado a ninguna parte. Son parte fundamental de la estrategia de supervivencia de nuestra especie.

La derecha, sin embargo, cojea del pie contrario. Desconfía del hombre. Por eso su esencia es represiva, policial, clasista. Para la derecha hay que poner a la gente en su sitio, tiene que fragmentarse la sociedad en jerarquías, hay que crear estados y fronteras. La derecha se dedica a poner límites para tener a las fieras controladas. Lo que pasa es que no hay fieras. Siguiendo el hilo argumental del pensamiento de derechas, el hombre no solo no habría salido de las cavernas, sino que todavía andaría a cuatro patas. Es su manera de entender a Darwin: el darwinismo social.

2 comentarios:

TRANSIDO dijo...

La izquierda se pasa de inocente sobre la esencia bondadosa del hombre. Pero es esa quimera la que puede salvar la especie.

La derecha curiosamente preconiza valores del cristianismo humanista, que no son más que moral hipócrita de esencia perversa. Su reconocimiento de que nuestra especie es cainita sólo nos puede llevar a la destrucción y la miseria: la gloria de los conquistadores-destructores.

Anónimo dijo...

La verdad es que me jode, pero voy a tirar de refranero: "piensa el ladrón que todos son de su condición". De aquí esa propensión a la rigidez, la tiranía, la dictadura, el fascismo y el caciquismo que tiene la mala gente La mala gente considera que la prohibición y la represión son fundmentales para la convivencia y, santos bondadosos, como son, se afanan por darnos todos su jarabe (de palo).

Y más refranero (esto va a acabar apestando): "hecha la ley, hecha la trampa". Este es el otro ingrediente del despropósito de la derecha: la trampa. Los dueños de la verdad universal quieren leyes duras, pero son para los otros, los que no son fiables (ellos, la mala gente, tienen muy buena opinión de sí mismos y van a misa cada domingo). Ellos, los visionarios de la "dura lex", se consideran a sí mismos exentos. Eso sí, jamás usarían la palabra trampa para describir la excepción a su propia tiranía en que viven los dictadores. Jamás mirarán cara a cara su Saló y sus 120 Días de Sodoma. Esos son efectos colaterales, lo esencial es el jarabe, mucho jarabe.

Y, sobre las cavernas... hay mucha peña en las cavernas. Están abarrotás, las cavernas...