viernes, 17 de agosto de 2007

SUPERSTICIONES



Las supersticiones, aunque parezca mentira, siguen moviendo poderosos hilos y mucho dinero, así que seamos serios a la hora de definirlas. Según el Diccionario de la Real Academia, la superstición es “la creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón”. En esta definición destaca la fineza política de la Academia para no meterse en embolados.

Con igual tacto, pero sin morderse la lengua, el diccionario de María Moliner pone las cosas en su sitio: “superstición es la creencia en alguna influencia no explicable por la razón en las cosas del mundo”. Esta amplia definición nos satisface porque ahí caben muchas cosas.

En las supersticiones, como en todo, hay grados. Están esas pequeñas manías sobre el número trece, las herraduras o la sal derramada. Claro, que de ahí se puede pasar al campo de la cartomancia, la astrología o la quiromancia. Pero esto es solo la puerta de entrada al reino del oscurantismo.

Un paso más allá se encuentran los peligros reales, en forma de sectas y pseudo-ciencias. En esta galería de horrores encontramos la cienciología, la eugenesia, el biomagnetismo, la cromoterapia y demás mandangas que, presentadas muy seriamente, logran desplumar a los incautos y envenenar las mentes de sus acólitos.

Para evitar caer en estos infiernos terrenales, recomendamos mucha lectura, espíritu crítico y grandes dosis de sentido común. Eso, y la firme voluntad de no caer en la superstición, como propone Steve Wonder. (Ver vídeo)

P.D. : Y sí, de las religiones, ya hablaremos otro día.

jueves, 16 de agosto de 2007

BANDERAS



En la desoladora foto de arriba vemos a unos individuos negando una bandera para afirmar otra. Y es que, a veces, la miopía mental solo permite ver las diferencias entre telas y no las similitudes.

Según ha demostrado largamente la historia, la bandera es un elemento más peligroso aún que la nitroglicerina, si juzgamos por la cantidad de muertos que se le pueden atribuir. Y no debería ser así, porque en principio, las banderas no son más que elementos al servicio de la comunicación, como las comas o los adverbios. Existen todavía muchos campos en los que las banderas sirven para entenderse antes que para cualquier otra cosa, cual es el caso de las banderas de señales en navegación.

Pero la realidad es que el origen de las banderas es estrictamente castrense, y por tanto, muy relacionado con la efusión de sangre. Los estudiosos no se ponen de acuerdo en dónde se utilizaron las primeras banderas, si fue en China o en Roma, pero lo que está claro es que tenían un uso militar.

Con el paso del tiempo, las banderas militares se fueron asimilando a las nacionales, siendo Dinamarca el primer país que adoptó una bandera nacional, allá por el siglo XV. Claro, que su uso diplomático no menguó la peligrosidad de estos trapos por los que tanto se ha matado a diestro y siniestro. Tal parece que las banderas, incluso en tiempos de paz, se enarbolan más para ponerlas en contra de alguien que para lucirlas en provecho propio. Y de eso en España sabemos mucho.

Personalmente soy de los que piensan que banderas ni las nuestras, pero puestos a elegir me quedo con la bandera blanca que glosa Franco Battiato en esta canción. (Ver vídeo)

martes, 14 de agosto de 2007

BOMBA ATÓMICA



La bomba atómica es al arma de destrucción masiva por excelencia, casi un icono de la paranoia popular contemporánea.

Hay varios tipos de bombas atómicas. El más primitivo es la bomba de fisión, que obtiene su energía destructora de la partición de un núcleo pesado, generalmente de uranio o plutonio. Así era la primera bomba atómica que se hizo explotar, el 16 de julio de 1945, en el desierto de Alamogordo, en Nuevo Méjico, Estados Unidos.

Más tarde se inventó la bomba de fusión o bomba termonuclear, conocida popularmente como “bomba h”. Su poder era inmensamente superior a la anterior. Valga un detalle: una “bomba h” utiliza como detonador una bomba atómica. Se probó por primera vez en 1952, en una isla del Océano Pacífico. En la explosión se alcanzó la temperatura de 15 millones de grados. La isla sencillamente se vaporizó.

Rizando el rizo de la sevicia, en los años 70 se inventó la bomba de neutrones, que produce una débil onda expansiva pero genera una radiación intensa y puntual. Tiene la ventaja de que mata mucho pero no destruye las infraestructuras. Todo un logro.

Y en esas estamos al día de hoy, con una decena de países de poco fiar al mando de los botones nucleares y procurando olvidar que el 6 y el 9 de agosto de 1945 hubo quien tuvo el cuajo de lanzar bombas atómicas sobre ciudades habitadas, matando en el acto a 200.000 personas. Merece la pena pensar sobre ello, como hace Boris Vian en esta canción: "la Java des Bombes Atomiques". (ver vídeo)