viernes, 19 de enero de 2007

UNA MAÑANA GRIS


¡Triiing! 8:30 A.M. Me levanto. ¿Quién soy?. ¿Tanto bebí ayer?. ¿Me queda algo de pelo?. Dudas. Más preguntas. ¿Qué tengo que hacer?. Respuesta: entrevistar a los responsables de una fundación de control de ong’s. Malestar. Ducha, vestimenta, café y carrera. Subo a un taxi y bajo de un taxi; curiosamente es el mismo coche. Aparezco en la Plaza de la Lealtad, justo entre el Ritz y la Bolsa. Territorio enemigo. Entro en un edificio con artesonados que creía que sólo se encontraban en el Museo del Prado, que está al lado, por cierto. Llego al cuarto piso. Vengo a ver a Fulanita de Tal (de los Tal y Tal de toda la vida). ¿Su nombre?. El mío. Pase por aquí y espere un momentito. Cruzo una docena de despachos forrados de maderas exóticas, amueblados con cueros de aúpa, sustentados por tarima de la buena y alfombras de las mil y una noches. Espero mientras hago como que pienso en los bosques amazónicos aserrados al cero, en los curtidores de Fez dejándose los pies entre cueros teñidos, en los niños irano-afgano-pakistano-hindúes tejiendo alfombras a dos piastras el metro. Entra una señorita muy fina y muy sonriente. Es Fulanita de Tal. Tras ella viene un niño con cara de niño, pero vestido de hombre, es decir, con corbata. Es Menganito de Cual. Hablan sin parar sobre ong’s, fines, medios, propósitos y despropósitos. Francamente, no entiendo nada. Usan un lenguaje tan críptico como los médicos, los abogados, los curas, los arquitectos. Sólo les falta hablar en latín. Intento aclarar los conceptos, meto baza en el maremagnum de palabras. No les gusta, aunque no saben por qué. Sorpresa, sonrisas, disimulos y buena educación. Fulanita porta joyas suficientes para mantener a toda la tribu de los indios pemoncitos durante una década. Menganito luce un peluco por el que en otros sitios la gente mata mucho. Abrevio. Más sorpresa. ¿No quiero saber nada más?. No. ¡Vaya, se nos ha olvidado ofrecerte un café o algo; qué descorteses somos!. No importa, el Ritz está aquí al lado, ya pasaré a tomarme algo. Salgo y cojo el autobús.

2 comentarios:

TRANSIDO dijo...

Si de lo que se trata es de desenmascarar a todo tipo de SIMULADORES, SALVADORES, PROFETAS, CONSTRUCTORES, DESTRUCTORES, ENCUBRIDORES, VEJADORES, FILIBUSTEROS en general faltan los nombres y apellidos de estos prócederes de la ignominia que viven de los desheredadados y de nuestra culpa.
Este nuevo negocio de las ONG´s para la "cooperación al desarrollo", novedosa penetración colonial para normalizar y homogenizar el saqueo en sus últimos vestigios: como eso del "comercio justo". Cómo es posible tal denominación entre dos actores tan desiguales.

FALTAN LOS NOMBRES DE ESTA SUPER ONG que "evalua" al resto de sus socios. Cuestionar su pretendida independencia con datos y apellidos, sus vinculaciones con el poder, y su alineamiento en algún loby mediático. Tarea de Investigación, de sabueso periodístico, un tipo de profesional que escasea por razones evidentes: malnutrición y persecución personal. COMPRENDIDO.

Anónimo dijo...

Grock
Nada que ver con la música que hizo, hace o pueda hacer Sting. Pero resulta que cuando paseaba al jefe indio Raomi por todo el mundo en defensa de la Amazonia, salió un reportaje en el dominical de El País donde se veía el salón de su casa. Las paredes del noble hogar de Sting estaban forradas de maderas nobles, no sé si procedentes de la propia Amazonía o de cualquier otro lugar del mundo en fase de destruccción de sus bosques, flora y fauna. Y sus pobladores como daño colateral. Este Sting, el de la giras de Amnistía Internacional y las tournés con Raomi de la mano visitanto presidentes de gobierno, parece listo. Lo que no quiere decir que de puertas adentro de casa sea tonto del culo. Sobre todo por mostrar tan vergonzosas intimidades